¿Qué estás buscando?

viernes, 4 de noviembre de 2011

La felicidad no es un sentimiento, es una decisión.


Hoy he rescatado un escrito que tenía hace tiempo guardado en mi ordenador. Estoy en casa con mis pekes malitos y por eso me acordé de él. Lo escribí hace un tiempo, estando en casa agripados los tres. Ellos se sentían mal y yo también. Tenía que cuidarlos cuando necesitaba que me cuidaran a mí.  Me sentí muy agobiada y encontré el escape en sentarme a escribir.  Esto fue lo que hice:



"Durante unos días de encierro en casa con mis hijos a causa de una gripe estacional y tras un ataque de desesperación al ver como mis hijos deliraban de la fiebre tan alta , me encerré en mi cuarto a llorar de impotencia.
Maldije todo lo que estaba  a mi alcance. Me sentí sola, desdichada e incapaz de salir adelante con aquella situación. Me enfade mucho. No se con quien, si con ellos por estar malos, conmigo por no saber que hacer, con Dios por dejar que me pase esto, no lo se….

Lo cierto es que allí, en mi cuarto pase unos minutos amargos deseando que todo cambiara, que todo volviera a la normalidad.

En mi afán por despistarme un poco encendí la televisión. Estaban poniendo el telediario y justo una noticia que parecía que alguien coloco allí para que yo la escuchara. 
Unos padres lloraban la muerte de su hija que había desaparecido hacía unos meses. 
La acababan de encontrar muerta después de ser violada y maltratada.
Por un momento todo se paro. Pensé en mis hijos y  tardé un segundo en darme cuenta que perdía el tiempo llorando y lamentándome.
Me levante, fui al baño y  me lave la cara para disimular mi llanto. Me fui al salón. Estaban allí, viendo dibujos animados ajenos a todo lo que había pasado por mi mente en aquellos momentos .
Me quite los zapatos, me subí al sofá con ellos y abrazándoles les dije:

-       Ufff... que malo es esto de estar enfermos.

Me quede asombrada cuando mi hijo Daniel que solo tenía 4 añitos me miró y me dijo:

-       Mamá, estar enfermo no es malo, es guay. Por estar malos estamos aquí contigo.

Hubo un silencio de unos segundos. Creo que en ese instante los tres, incluido él, tan pequeño, nos dimos cuenta de la gran importancia de lo que había dicho. Nos abrazamos sin decir ni una palabra más.
Mis hijos me dieron una lección de vida.
Mientras yo veía aquella enfermedad como un calvario ellos lo veían como una oportunidad de estar cerca de su madre y los tres juntos, en casa. Ellos habían decidido ser felices, a pesar de su enfermedad.

Me di cuenta que a medida que crecemos y aprendemos a pensar nos olvidamos de sentir. Los tomé entre mis brazos mientras recordaba aquella noticia del telediario y aprendí que la vida puede cambiar en un instante. Hacemos planes para  nuestro futuro como algo real y olvidamos que ese futuro se puede alterar en un abrir y cerrar de ojos.

Desde aquel día no tengo otra intención que encontrar el equilibrio entre las obligaciones y la vida. 
Aprendí que ninguna situación vale más que pasar un día con la familia, de la manera que sea , pero con ellos. También aprendí que lo más importante en vida no es ganar mucho dinero, ascender en una empresa, ni recibir honores. Lo más importante es el tiempo que pierdo viendo a mis hijos jugar y pelearse. Aunque tenga que enfadarme después para corregir su conducta, pero una vez que les llamo la atención y me doy la vuelta para continuar con mis cosas, me voy sonriendo y dando gracias por tenerlos conmigo.

Doy gracias a diario:

-       Por mis hijos, aunque se porten mal y no coloquen sus juguetes porque  significa que están vivos.

-       Por el desorden que tengo que limpiar en casa a diario, porque significa que vivo rodeada de mis seres queridos.

-       Por el cansancio al final del día porque significa que fui capaz de trabajar duro.

-       Por el despertador que suena temprano todas las mañanas, porque después de un largo sueño me recuerda que estoy viva un día más.

Esta creo que es la mayor enseñanza de la vida y a mi me la han dado mis hijos.
                                                    
                                         ¡que grandes maestros!



3 comentarios:

  1. La clave esta en :Compartir más amablemente los unos con los otros,dejando de lado los resentimientos,el desamor,la injusticia y el odio.
    Por lo tanto hay que descontaminarse.
    El Guardián.

    ResponderEliminar
  2. Curioso, porque esa es la frase que puse en el regalito de mi boda que por cierto no te llevaste (creo) Cuando te vaya a ver que espero sea pronto te lo llevo y asi te recordará tanta verdad que lleva impresa esa frase (razón por la que la elegí)
    Un Beso enormeeeeeeeeeeeee.
    Yaz.

    ResponderEliminar
  3. Q bonito!
    Cuanta razón tienes, Diana, aunque pensemos q lo sabemos todo, y nuestro deber es trasmitírselo a nuestros hijos, muchas veces son ellos los q nos enseñan. Te lo digo por experiencia propia.

    ResponderEliminar

Deja tu opinón, es interesante para mí...