Alinearse con la vida...

No todo lo que nos sucede responde a nuestra voluntad, pero tampoco somos víctimas de las circunstancias.  Es una extraña combinación. Podemos plantearnos aceptar todo aquello que no podemos controlar sin dejar de responsabilizarnos de nuestra vida.

No podemos hacernos cargo de todo lo que sucede, pero tampoco podemos abandonarnos al destino. Hay que encontrar ese punto intermedio. Ese punto en el que aceptando las cosas que no podemos cambiar somos plenamente dueños de nuestras vidas.

Nadie decide por nosotros. Somos los únicos y verdaderos dueños de nuestras decisiones, aceptando también las consecuencias de las mismas.

Considero esta situación como un tenso dialogo entre la vida y yo. Un dialogo constante en el que unas veces no entenderemos lo que nos quiere decir y otras impondremos nosotros lo que queremos que ocurra.

Después de mucho pensarlo me he dado cuenta que desde pequeños nos inculcan que no debemos hacer lo que queremos, sino lo que debe ser. Que tenemos que controlar todo y nunca dejarnos fluir. Pero ¿quien es el que decide lo que debe ser?. ¿donde están esas normas escritas?.

Desde pequeños nos pasa, nosotros queremos comer y nuestra madre  nos dice que no ha llegado la hora de la merienda, pero tenemos hambre, nos toca reprimirnos.
Nosotros queremos ponernos esa faldita azul pero mamá dice que no pega con la camisa verde que nos va a poner.
Cuantas veces después de caerme lloré de dolor y mi padre me dijo:

        -No llores, a ver si encima te doy una torta para que llores con ganas...

Nos enseñan a querer controlar todo, incluso las emociones. ¿Por que nos dicen que no lloremos? ¿que hay de malo en ello? Tenemos que hacer lo que esperan que hagamos y nunca lo que sentimos. Tenemos que tener todas las situaciones controladas desde pequeños. Más tarde crecemos y nos preguntamos ¿por qué no sé aceptar esto? ¿por qué no consigo superar aquello? ¿por qué no consigo tomar decisiones por mi mismo?.
Pero si hemos crecido así, sin darnos cuenta nos hemos ido convirtiendo en unos pequeños "monstruitos" de esta sociedad y hemos dejado de sentir, hemos dejado de lado cosas muy importantes para el crecimiento personal.

Yo apuesto por tomar consciencia de nuestra existencia, por mirar la vida desde otra perspectiva. Por disfrutar cada segundo sean cuales sean las circunstancias, porque incluso en los momentos difíciles hay muchas cosas buenas que se pueden extraer. Incluso me atrevo a decir que las mejores cosas salen de los momentos difíciles.

En mi familia, mi padre ha sido siempre muy exigente y mi madre muy tolerante.
De manera que siempre mi padre guió mi educación, mi madre ha sido la encargada de cuidarme y darme todo su amor pero siempre con las directrices bien marcadas por mi padre.
Él me enseñó que todo ha de estar bajo control. Que cuando las cosas pasan ya nosotros tenemos que tenerlas previstas. Tenemos que estar siempre dos pasos por delante de todo y si no lo logras, no vales.
Pero ¿que pasa con todas esas cosas que vienen sin avisar? ¿como me anticipo a algo que ni si quiera se que puede ocurrir? ¿por que tengo que vivir una vida acelerada en la que no disfruto el presente porque ando ocupada preparándome para lo que va a llegar?.         ¡¡¡Muchas preguntas sin respuesta!!!

Y una más que comenté ya en otra publicación anterior, ¿alguien me ha preguntado si es así como quiero vivir?
He llegado a mi edad adulta con unos patrones que no me están sirviendo para desenvolverme, he tenido que tirar abajo todas las paredes de este edificio que simboliza mi vida para empezar a construir la casa de mis sueños. La casa en la que quiero habitar.
 Solo he podido aprovechar los cimientos, porque son muy buenos. Tengo muy buenos sentimientos hacia mí y hacia los que me rodean, porque mis padres me enseñaron a  valorar y respetar. Pero todas las paredes que se construyeron a partir de ahí las he visto caer una a una. Y esto no significa que mis padres lo hicieran mal, nada más lejos de la realidad. Yo soy madre y se que moriría antes de dañar a un hijo mío.
Sólo que no me siento cómoda en la casa que construyeron para mí y sin mudarme para aprovechar esos buenos cimientos he decidido reformarla.

He aprendido muchas cosas en este camino pero la más importante y es de la que hablo hoy aquí es de la responsabilidad que quiero tener sobre mi vida. He decidido cambiar algunas cosas, he aquí las nuevas ideas:

•  No puedo ser responsable de todo lo que acontece. Hay cosas que la vida me impone y yo no puedo hacer más que aceptarlas.
• Como dice una frase que he visto, "Soy responsable de lo que digo no de lo que usted entiende".
• He aprendido a distinguir entre lo esencial y lo importante.
• Me encanta y en esto difiero con mi padre, estar tres pasitos por detrás. No me gusta tener "preocupaciones" sino "ocupaciones". Prefiero vivir mientras las cosas ocurren. Me he dado cuenta que me hace más feliz ir en la parte de atrás  observando y disfrutando que ir delante llevando la bandera.
• Quiero educar a mis hijos en la libertad, porque considero que no hay un bien más preciado que ese.
• Quiero vivir con serenidad, adoptar una posición de observación, sin juicio y apreciar la vida tal y como se da.
• Y por último quiero decir que cada día me siento más humana, menos perfecta pero inmensamente feliz.

MORALEJA: "No es que ahora lo tenga todo, pero siento que no me falta nada"