A escondidas....

Por primera vez en la vida voy a hacer algo que hace tiempo deseaba.
Perderme en algún lugar donde no tenga nada más que hacer que mimar a mi marido y a mis hijos.
Disfrutar de ellos como si no existiera otra cosa.

 Un lugar donde mi mayor preocupación sea cuantos besos he dado a mis niños o cuantas caricias  más quiero dar a mi marido.
Sin saber que pasa en el mundo, con mi iphone desconectado. Sin tiendas, sin obligaciones, sin personas que me den su opinión sobre lo que está bien o mal, sin normas, sin reloj.
Parecerá estúpido, quizás, pero no hay nada que me apetezca más.
Quiero por una semana salirme de este mundo que a veces me agota. Dedicar todas mis fuerzas a los míos. Y sobre todo disfrutar de la serenidad, de la familia, de la alegría de mis niños, del cariño de mi marido y de la magia que sentimos cuando estamos juntos.
Cargar las pilas para que a la vuelta pese menos esta vida estresante que a veces llevamos. Una vida que a veces hace que se nos olviden estos momentos de disfrute y serenidad.
Por andar siempre ocupados en nuestras obligaciones se nos pasan cosas importantes y justo esos momentos son los que quiero permitirme en esta escapada.
Romper con la rutina y las normas, jugar con mis niños a cualquier hora, bailar de madrugada bajo la luz de la luna con mi marido al son de una canción que canta mi hija, dormir en una hamaca en la piscina sin importar quien te mira... hacer cosas que no hacemos normalmente.
Pero no cosas complicadas, son sencillas. Tan sencillas que en el día a día las hemos dejado atrás sin a penas darnos cuenta.
Este año para mí ha sido algo duro y difícil, ya que mi vida ha sufrido unos cuantos cambios importantes para mí.
Quizás por eso necesito esta escapada, aunque más que para escapar es para encontrarme conmigo misma y con los que de verdad me importan.
Han sido cambios importantes pero nada que no se pueda acomodar de nuevo.
Siempre he sido una chica dura ( o por lo menos lo he intentado) y no voy a cambiar ahora.
Mi situación podría asemejarse a cuando cambiamos de lugar los muebles en nuestro dormitorio. Siguen siendo los mismos pero en distinto lugar. Y se ve todo tan diferente!!!! ¿verdad?.
Pues algo parecido me ha ocurrido a mí, sigo con los mismos muebles pero en distinto lugar y tengo que adaptarme a ese cambio para no tropezar con ellos en su nueva ubicación.
Es cuestión de tiempo y de esfuerzo aceptar la nueva situación.
De ahí la necesidad de aislarme un poquito, de estar con los míos, llenarme de amor y alegría para volver con ganas y seguir luchando sin perder la sonrisa, esa que siempre me acompaña.
De ahí la necesidad de dedicarme por unos días a querer y a que me quieran, sin nada más que hacer.                        
              
                                           ¿Que mejores vacaciones que esas?

Un beso enorme a todos y hasta la vuelta!!!!!

MORALEJA: Hay veces en la vida en la que hay que cerrar algunas puertas. Pero no por soberbia ni por orgullo, sino porque ya no te llevan a ninguna parte.