Ha llegado la hora de perdonar...

Hoy he estado pensando y me he sorprendido a mí misma, una vez más.

Me senté a leer buscando un poco de tranquilidad y sin darme cuenta me adentré en mis más profundas emociones. Consiguiendo llegar a donde muy pocas veces he llegado.

Llegando a conclusiones que muchas veces no he logrado por soberbia u otras emociones negativas que condicionan nuestras vidas.

Como ya he comentado en otras ocasiones, mi vida ha sufrido muchos cambios en los últimos tiempos, cambios que he afrontado y que me han ayudado a avanzar en mi crecimiento personal.

Pero a pesar de esos avances una parte de mí se quedo atrás. No muerta pero si abandonada, algo triste y vacía.

Llevo todo este tiempo luchando contra ese sentimiento, intentando buscar la parte positiva del cambio, e intentando obviar ese pequeño sentir que me decía q no todo iba tan bien como yo deseaba. Algo extraño que me anclaba al pasado y no me dejaba disfrutar completamente de mi avance.

Hoy me he dado cuenta donde está la solución. La he encontrado por casualidad en este momento de intimidad y paz que he logrado crear hoy.

PERDONAR, esa es la clave. He sufrido todos los cambios que han tocado, he recolocado todo y a todos en una nueva ubicación y a pesar de eso me preguntaba:

- Si todo está bien, si todo está como yo quiero, ¿Por qué no me siento en paz? ¿Por qué siento una pequeña ráfaga de melancolía en algunas ocasiones?. 

Hace tiempo que tenía encendido un pequeño piloto que me estaba avisando de que había una pequeña avería en el sistema y yo lejos de parar a arreglarlo intentaba engañarme y seguir adelante.

No me arrepiento del cambio, mi vida ha ido a mejor y el cambio era necesario y positivo. Pero se me olvidó un detalle importante…perdonar, para así poder olvidar y seguir adelante, eso sí, con la nueva estructura.

Hoy me he dado cuenta que necesito perdonar, olvidar y dejar ir para acercarme un poco más a esa felicidad q tanto añoro. A esa serenidad que tanto busco y a esa paz en la q quiero vivir.

No tardaré en reunirme con aquellas personas a las que considero que debo perdonar y a las que he de pedir perdón. Y así cerrar esos círculos que han quedado abiertos. En ese momento el trabajo estará completo.

Debo hablar con esas personas que me han dañado y aquellas a las que yo dañé. Aclarar los motivos y exponer nuestras ideas. Buscar un equilibrio en los que todos quedemos beneficiados y seguir adelante sin dependencias, sin rencores, sin enfados. Libres y tranquilos.

He llegado a la conclusión de que el camino por el que iba avanzando era el correcto, pero el calzado que me puse para recorrerlo no era el adecuado. De manera que avancé en el buen sentido pero llevo los pies llenos de llagas. 

Es el momento de parar  y sanarlas, para seguir andando por este duro camino que es nuestra vida.

MORALEJA: El primero en pedir perdón es el más valiente. El primero en perdonar, el más fuerte y el primero en olvidar el más feliz.